Rechazamos enérgicamente declaraciones del Ministro de Economía de la Provincia, “Lo que pasa es que nos hemos acostumbrado a un nivel de calidad de vida que, quizás, no nos correspondería”. Una vez más el Ministro deja al desnudo un pensamiento , que de la misma manera que lo hizo en su momento González Fraga, naturaliza las desigualdades sociales desde el lugar del poder que le confiere su cargo.
Como trabajadorxs y desde las organizaciones sindicales luchamos por mejorar constantemente nuestras condiciones salariales y laborales aspirando a mejorar la calidad de vida para nosotrxs y el las familias. El trabajo dignifica, la disputa por más salarios y por la distribución de la riqueza implica sin duda, achicar la brecha entre los que más y los que menos tienen.
El problema de nuestras sociedades en el mundo entero y particularmente en América Latina es la desigualdad social. La pretensión de estos funcionarios es no modificar esas condiciones de desigualdad, más llamativo aun cuando se trata de un funcionario de un gobierno peronista cuyo mayor logro fue dar la mayor participación histórica a los trabajadores en la distribución de la riqueza.
En la última década logramos: aumento del salario, de los puestos de trabajo, estabilidad laboral de amplios sectores incluidos el docente. Todas estas conquistas son la causa de haber mejorado sustancialmente nuestra calidad de vida. Si como el propio Ministro expresa ,el 70 % del PBI lo constituye el Consumo Interno, el Gobierno Nacional, ajustando salarios, promoviendo despidos, bajando las retenciones, abriendo deliberadamente la importación, ha interrumpido el buen vivir y al tiempo que deterioró el poder adquisitivo de lxs trabajadorxs.
Lamentamos una vez más semejantes declaraciones. Lxs trabajadorxs y los sindicatos tienen una larga historia de lucha y no de resignación frente a los embates del neoliberalismo. Debería plantearse, como se hizo con el proyecto de Impuesto a las Ganancias, estrategias políticas que obliguen al Gobierno Nacional a cambiar la política Económica, antes que “culparnos” de haber vivido una buena vida.
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