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Corrida cambiaria y salarios |
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Por Equipo de Comunicación Utelpa |
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¿Le salieron mal las cosas al gobierno durante los últimos meses? ¿O la violenta devaluación del peso que llevó el dólar de 17 a casi 29 pesos fue un efecto buscado de la política económica oficial disfrazado de “problema externo”? Y ante esa situación, ¿en qué nos afecta, a los trabajadores, una devaluación tan extrema y cómo se puede revertir esta situación?
Por más que esté cargada de ideología, la economía sigue siendo una ciencia muy vinculada a las matemáticas. Por lo cual, y esto lo saben los economistas de todas las tendencias, cuando se toman ciertas decisiones en política económica ya se conoce con anterioridad cuál va a ser el resultado que se va a obtener.
Por lo cual es de una gran ingenuidad pensar que el gobierno de Mauricio Macri fue “víctima” de una corrida cambiaria que llevó a una devaluación brutal del peso superior al 50%. Desde comienzos de 2018 el gobierno sabía que se le había cortado el acceso al crédito internacional ya que su altísimo nivel de endeudamiento de los últimos dos años se estaba volviendo impagable, sobre todo porque se tomaban dólares no con el objetivo de llevar a cabo obras e inversiones, sino solamente para garantizar que hubiera moneda norteamericana con que pagarle a los capitales extranjeros que entraban libremente al país a participar de la timba financiera comprando las famosas LEBACs al Banco Central a tasas de interés astronómicas.
Entonces podemos afirmar que el gobierno buscó esta devaluación a propósito, porque también se la estaban exigiendo los sectores agroexportadores que son los que se benefician con un dólar a un precio tan elevado. Ahora bien: ¿de qué modo impacta todo esto que ya ha sido muy difundido durante los últimos días en los diferentes medios de comunicación en nuestros bolsillos?
Las devaluaciones siempre han sido tremendamente negativas para los bolsillos de los trabajadores por diferentes motivos: En primer lugar, porque el precio del dólar en la economía argentina no es un precio más, sino que es un valor de referencia para la mayoría de las mercancías que podemos comprar todos los días. Muchos de los productos que consumimos se producen en el extranjero (más aún desde el momento en que el gobierno de Macri eliminó las barreras arancelarias y liberó la entrada de productos importados en 2.016), y muchos de los que se producen en Argentina requieren de materias primas o pagan patentes (royalties) en dólares por esos bienes.
En segundo lugar, las devaluaciones son siempre una transferencia brutal de ingresos de un sector al otro de la economía, en las que los trabajadores asalariados se llevan siempre la peor parte. El valor en dólares de nuestros salarios cae, nuestro poder de compra se derrumba, el valor de nuestros créditos sube y también suben las tarifas que pagamos por los servicios (gas, luz) después de que el actual gobierno haya decidido volver a dolarizarlas, tal y como había hecho el neoliberalismo durante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando De La Rúa en los años noventa. Los únicos que se benefician con estas devaluaciones son los grandes actores económicos que tenían información privilegiada acerca de la corrida cambiaria que estaba por producirse y tomaron grandes ganancias especulando en la plaza financiera.
Ante esta situación, nos queda resolver la última pregunta. ¿Cómo nos protegemos ante semejante ataque al salario? El único modo que tenemos los trabajadores de paliar aunque sea parcialmente los efectos de este desastre son las paritarias. Y por eso se vuelve tan importante acordar las llamadas “cláusulas gatillo” para actualizar el valor salarial. El gobierno nacional combate estos acuerdos porque busca que el salario pierda valor a largo plazo, ya que es un costo perjudicial a las ganancias de los más ricos, para quienes gobierna. Porque si las cláusulas existen en los acuerdos paritarios, significa que, aunque con retraso, nuestros salarios terminarán al menos emparejando la inflación y la pérdida no será tan fuerte como si no se logran estos acuerdos.
En la actualidad, en Argentina, son pocos los gremios que han logrado esto. Y son más que nada gremios que tienen un importante poder de negociación, como Camioneros o Bancarios, ya que representan a sectores que si hacen huelga detienen la economía. Los docentes pampeanos hemos acordado esta cláusula a partir de agosto. Desde Utelpa reclamamos que ante la gravedad de la corrida cambiaria se abriera antes esta negociación, pero desde el gobierno provincial se negaron a hacerlo. Nuestra capacidad de movilización y lucha colectiva es la única herramienta que tenemos para impedir que estas políticas económicas que no tienen nada de “error”, sino que son provocadas para dañar a los trabajadores, no nos destruyan el poder adquisitivo durante los meses por venir.
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