Alentada por el éxito de la mercantilización de la violencia en los discursos mediáticos, la judicialización de los vínculos escolares evidencia el predominio de la dimensión jurídica sobre la pedagógica y política de las instituciones educativas. Frente a esto, la escuela tiene la oportunidad de recoger el guante y apostar a la construcción de una trama comunitaria, basada en el cuidado y la confianza en el otro, antes que en el miedo y la exclusión.