Héctor González: "El trabajo docente y las condiciones del puesto de trabajo"
Por Utelpa
Fotos: Utelpa
El profesor e investigador Héctor
González, que forma parte del equipo de educación de SUTEBA, participó como
expositor del Congreso Político y Pedagógico de la UTELPa y luego de una
dinámica grupal en la que convocó a los oyentes a jugar con sus cuerpos y
encontrarse con la desconocida y desconocido de la fila de enfrente, charló
acerca del puesto de trabajo -y del hacer docente- como una actividad creativa
y productiva que merecía ser puesta en valor.
Al respecto detalló todo lo que
hacemos las y los docentes al desarrollar nuestro trabajo, dejando en evidencia
cuánto del mismo ocurre fuera de la jornada laboral. ¿Qué pasa con esas horas
que dedicamos a preparar clases, escribir informes o corregir en nuestros
hogares? ¿Es trabajo remunerado acaso? No, porque sólo nos remuneran las horas
que estamos frente a alumnos, ocultándose de este modo toda esa otra
complejidad que también es parte de nuestra labor, explicó González.
En este sentido tomó distancia de
algunas expresiones o categorías del campo de la sociología, por ejemplo, que
proponen al trabajo docente como un "rol". Aquí fue tajante: el trabajo docente
no es un rol porque un rol refiere a un repertorio de conductas, todas ellas
sujetas a un "deber ser". Y un rol también refiere a un status, a un lugar
dentro de una institución. Está el rol del docente y está el rol de alumno.
Pero quedan invisibilizadas las condiciones laborales que son necesarias para
que el acto de enseñar y aprender acontezca. Hablar de rol confunde y oculta el
enorme trabajo y conjunto de tareas que implica el puesto de trabajo de un
docente.
A continuación desarrolló las distintas dimensiones del
puesto de trabajo: por un lado, la carga (mental, psicoafectiva, física) que
implica el cuidado y acompañamiento de un grupo clase; por otro lado, la
responsabilidad, ya que no se trabaja con objetos sino con sujetos, con
"˜cachorros humanos"™ que requieren un cuidado y atención integral. Finalmente,
la complejidad: en el transcurso de una clase, de una hora de clase, las
decisiones que debe tomar un docente se cuentan por centenas. Son cientos de
decisiones por cada hora clase: desde el tono correcto de la voz, la escucha
activa, la observación atenta, hasta los tiempos y ritmos que cada estudiante
requiere. Todo ello pone en juego una batería de decisiones de enorme
complejidad.
Atento a todo ello, concluyó González, es fundamental poner
en valor nuestro puesto de trabajo y exigir condiciones dignas que garanticen
entornos saludables, capacitación y formación permanente, organización y horas
institucionales para el encuentro, el debate y la construcción colectiva de
nuestro trabajo, porque nuestro trabajo forma parte de un proceso de producción
colectiva y es con otras y con otros docentes con quienes debemos defender y
luchar por mejores condiciones de enseñanza, para los docentes, y de
aprendizaje para las y los estudiantes.