Pinocchiaro o Las falacias del ministro
Por Utelpa
Fotos: Utelpa
El saliente ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro,
disertó en la segunda jornada de la 40ª Conferencia General de la Unesco que se
realizó recientemente en París. Allí, expuso una serie de supuestos logros de
la gestión de Cambiemos que nada tienen que ver con la realidad que se vive en
las escuelas argentinas.
Así lo expresaron también lxs Ministrxs de Educación de diez
provincias argentinas, quienes desmintieron las expresiones de Finocchiaro, en
un artículo publicado por Pagina 12, con la firma de Mariela Nassif
(Santiago del Estero), Juan Pablo Lichtamjer (Tucumán), Paulina Calderón (San
Luis), María Cecilia Velázquez (preside el Consejo Provincial de Educación
Santa Cruz), María C. Garello (La Pampa), Marta Irazabal de Landó (preside el
Consejo General de Educación de Entre Ríos), Diego Romero (Tierra del Fuego),
Ivonne Stella Maris Aquino (Misiones), Felipe De Los Ríos (San Juan) y Alberto
Zorrilla (Formosa). Entre otras cosas, el ministro señaló que sus políticas
demostraron que se pueden "saltar las barreras de contexto mediante la
educación y que esta sigue siendo una herramienta de transformación para la
movilidad social ascendente". Esta mirada magnifica las posibilidades de la
educación y las aísla de las condiciones de desigualdad socioeconómicas
existentes, sin discutirlas, ponerlas en tensión o accionar para mitigarlas. El
gobierno de Cambiemos deja el poder con cinco millones de nuevos pobres
generados por un modelo económico de exclusión. ¿Se puede, entonces, hablar de
movilidad social ascendente?
Para argumentar su aseveración, Finocchiaro puso especial
énfasis en las Escuelas Faro, aquellas que a través de las Evaluaciones
Aprender se detectó que atraviesan situaciones de vulnerabilidad social y a las
cuales se les brindaron mayores recursos pedagógicos y materiales académicos.
Dijo que luego de volver a evaluarlas, mostraron mejoras superiores a la media.
El ministro de Educación debería saber que, si un programa educativo se evalúa
a tan poco tiempo de iniciarse, los resultados obtenidos son poco consistentes:
los cambios de las culturas y capacidades institucionales nunca son inmediatos,
se desarrollan a partir de la continuidad y sustentabilidad de las acciones.
Una histórica herramienta que aportó la educación a la
movilidad social ascendente fue el desarrollo de las escuelas técnicas. No
obstante, la gestión de Cambiemos desfinanció a ese sector. En 2019, el
gobierno nacional incumplió con la Ley de Educación Técnica que ordena destinar
el 0,20 por ciento del total de los ingresos corrientes previstos en el
Presupuesto Anual Consolidado para el Sector Público Nacional. Para este año,
lo que se destinó a ese Fondo fue apenas la mitad de lo que manda la norma y si
se toma en cuenta el proyecto de presupuesto que envió al Congreso para el
2020, los recursos destinados al sector serán un tercio en relación con los que
eran en 2018.
En su disertación de París, el ministro saliente calificó al
balance de estos años de gestión como "significativo" y subrayó: "Hemos
recuperado la capacidad del Estado para diseñar e implementar las políticas
públicas en materia educativa". Sin embargo, los acuerdos y compromisos
firmados anualmente con las provincias han sido sistemáticamente reducidos o
incumplidos por la irregularidad en la remisión de fondos, aún en los casos en
que las provincias han cumplido con los requisitos administrativos definidos por
la Nación para la gestión y ejecución de los Planes Operativos Anuales
Integrales (POAI). A modo de ejemplo, pueden mencionarse los jardines de
infantes sin finalizar, las deudas por el pago de certificados de las obras ya
finalizadas y los fondos pendientes de envío en 2019, a días de finalizar la
gestión. Además, el gobierno saliente suspendió tres sesiones del Consejo
Federal de Educación, el órgano donde se debaten y establecen las políticas
nacionales del sistema.
Entre sus supuestos éxitos de gestión, Finocchiaro brindó
detalles de la iniciativa Aprender Conectados y se ufanó del 60 por ciento de
las escuelas argentinas que actualmente cuenta con conectividad a internet. Lo
que omitió decir el ministro es que las provincias venían trabajando desde hace
una década en conectar tecnológicamente a las escuelas. Cuando el plan de
Cambiemos comienza a desplegarse, ya existían enormes avances. La gestión en
Educación no comenzó con su llegada. Pero a partir de ella sí padeció enormes
obstáculos. En materia de nuevas tecnologías, por ejemplo, el Estado nacional
invertía casi 5600 millones de pesos en 2015, pero 2019 el presupuesto para el
área apenas llegó a los mil millones. Todos saben, además, que la gestión
saliente transformó la política tecnológica del modelo uno a uno (una
computadora por alumno) por otra que se reducía a un equipo por escuela. Y en
muchos casos, además, ese equipamiento recién llegó en la semana previa a las
elecciones presidenciales.
En la Unesco, el funcionario destacó como políticas
ejecutadas para atender a grupos socialmente vulnerables a las becas ProgresAr,
al Programa Asistiré y el de Educación Sexual Integral, área donde se redujo a
la mínima expresión a los equipos técnicos nacionales y se redujeron, en
términos reales, los recursos a las provincias. A contramano de las
afirmaciones de Finocchiaro, una de las características distintivas de este
gobierno fue el abandono de las medidas que procuraban mitigar las
desigualdades y brindaban oportunidades de formación a los estudiantes con
menor capacidad económica. Esta decisión se manifiesta de manera clara en las
partidas asignadas a las políticas socioeducativas. Si se toma como base el año
2016, en 2019 destinó menos del 10 por ciento de lo que ejecutaba en el inicio
de su gestión.
La insensibilidad del gobierno de Cambiemos queda reflejada,
como en pocos hechos, en su política para con los comedores escolares: en un
país con el 50 por ciento de niños pobres y con niveles de inflación anual
cercanos al 60 por ciento, la Nación congeló en mayo de 2016 los fondos que
aporta por niño en 3,40 pesos.