congreso  |  2015

La escuela que queremos

Por Marta Suárez

Buenos Aires.- SUTEBA.- Secretaría de Educación y Cultura

Síntesis de trabajo de sistematización de talleres que dan tratamiento
a Trabajo Docente como objeto de Estudio.- (2009/ 2010)




POR QUÉ LA “Escuela que queremos” permitió entrar con más fuerza a la Organización sindical en poder analizar, interpelar el trabajo docente?

Comenzamos a pensar a la escuela como espacio político social.

Comenzamos a pensar la escuela como espacio de trabajo.

Las escuelas son espacios de trabajo en los que, por un lado, participan diferentes sujetos sociales (personal de conducción, maestros, alumnos, auxiliares, asociaciones comunitarias, padres, etc.) generando una trama compleja de relaciones con distintas funciones, intenciones, tiempos, prácticas, responsabilidades, y por otro, al estar emplazadas en diversas regiones y comunidades, tienen diferentes historias, condiciones sociales, pautas culturales y características geográficas.

Esta diversidad implicó el análisis de una confrontación de representaciones, visiones e intencionalidad y como las escuelas actúan de “mediadoras” entre los diferentes contextos socioculturales, la adopción de una configuración particular en relación al trabajo que desempeñan, van definiendo LA INSTITUCION.

La multiplicidad de elementos hace que la institución escolar articule además de lo burocrático y pedagógico, procesos epistemológicos, organizativos, administrativos y laborales. Como las escuelas son totalidades multidimensionales, hay que tener siempre en cuenta, las condiciones institucionales en las que los docentes desempeñan su trabajo.

Es una de las formaciones sociales específicas, que hacen a la conservación y transformación de la sociedad y no son neutras cultural, social ni políticamente.

Tiene como función específica la transmisión del conocimiento como bien cultural. Construye normas y reglas que definen lo permitido y lo prohibido y como no es un producto acabado se vuelve un proceso constante de construcción y desconstrucción de formas sociales.

Como espacio institucional, la escuela se expresa en la interacción de los aspectos normativos, organizativos y de significación o de relaciones sociales que construye la cultura institucional.

Esta cultura es un conjunto de significaciones y valores compartidos que orienta las prácticas educativas.

La división de trabajo que hay en las instituciones genera y supone distribución de poder y emergencia de conflictos.

Reconocer la presencia de conflictos es muy importante, y los procesos de negociación y confrontación, la toma de decisiones, la diversidad de metas, son los que generan la “micropolítica” institucional.



La modificación de contenidos del trabajo docenteLa modificación de contenidos del trabajo docente


Los procesos de trabajo que asumen las escuelas crecen día a día en complejidad y amplitud, pero esta creciente, no guarda correspondencia con la dinámica de la organización. Se han multiplicado las acciones pero la estructura y la normativa se mantienen sin cambios.

A las funciones sustantivas de creación, recreación y distribución de saberes y conocimientos formalizados, se le suman las relativas a lo administrativo, lo comunitario y lo asistencial.

Estas funciones han crecido sin previsión por parte de las organizaciones escolares. El incremento de las mismas se generó a partir del requerimiento de otros sectores como salud y acción social y su origen no tuvo un carácter planificado. Los nuevos contenidos del trabajo docente de ser acciones instrumentales o complementarias a funciones sustantivas.

En contextos de crítica pobreza, las escuelas se asumen como instituciones que absorben las funciones que antes ejercían otros agentes sociales: alimentación, control y atención sanitaria, orientación familiar, provisión de recursos escolares, servicios psicopedagógicos. Todo esto produce una compleja modificación en los contenidos del trabajo docente. Frente a ello, las respuestas no son homogéneas.

En algunos casos, la dinámica institucional queda atrapada por una lógica rutinaria y ritualista que apela al reglamentarismo como modelo de conducción, otorgando más importancia a los aspectos administrativos que a los pedagógicos. Se trata de instituciones que centran su preocupación en la propia reproducción y conservación y no en cumplir con su función social.

En otras escuelas, la dinámica institucional, adopta una lógica integradora y de articulación institucional que apela a la relativa autonomía que tiene el trabajo docente para fortalecer su trabajo, reconoce lo pedagógico como sustantivo en relación a los aspectos administrativos y comunitarios.



La complejidad del trabajo docente


La valorización social de la tarea docente y la imagen que los docentes, como grupo social, tienen sobre si mismos, está condicionada por las características del modelo económico, la configuración de la estratificación social y el rol del Estado en relación con las políticas públicas y específicamente con las políticas educativas.

Los docentes construyen “un hacer” que le da sentido a su trabajo, a partir de su identidad colectiva y de la interacción con la imagen social vigente en el momento histórico.

El trabajo docente tiene, desde otra perspectiva, las características del trabajo asalariado y tiene un contrato laboral que le confiere derechos y obligaciones.

Tiene un aspecto homogéneo dado que el Estado determina el salario y el trabajo, y está reglamentado por la misma normativa en cada jurisdicción, pero a la vez, es heterogéneo, en cuanto a los diferentes contextos sociales que determinan las diversas formas de trabajo.

El trabajo docente requiere un saber adquirido en forma sistemática. Resignificar las regulaciones del trabajo es el programa de lucha de las organizaciones sindicales, en el ámbito paritaria.

En síntesis, El proceso de trabajo se “visibiliza” como un modelo de trabajo con menor grado de autonomía y alto grado de dependencia de los organismos de administración y planeamiento. El trabajo se reduce a la ejecución, a poner en marcha lo planificado por otros, reduciendo los niveles de decisión a alternativas de acción.

Es así, que “hacer visible”, que el proceso de trabajo, requiere que se desarrolle integralmente en cada Jornada de trabajo: Es la disputa.

Disputa que se afianza a medida que reconocemos la producción de conocimiento que sobre nuestro trabajo es la posibilidad de ir configurando el proceso en tiempos y espacios “frente alumnos” y “tiempos institucionales” para diseñar / planificar / Intervenir / Evaluar con intencionalidad y sistemáticamente el contenido de trabajo.

Sostener el proceso de trabajo en la jornada laboral afianza y demuestra el carácter colectivo del trabajo docente. Significa y da sentido que ENSENAR no es un trabajo individual, sólo caracterizado en el “voluntarismo” docente.

El docente encuentra gran dificultad para superar las concepciones del pasado y reemplazarlas por otras que resignifiquen su trabajo; revalorizando lo pedagógico; conformando sujetos políticos, protagonistas y organizados; favoreciendo la formación del pensamiento crítico; convirtiendo a la escuela en un escenario de práctica democrática. El Estado sigue “negando” la relación Organización Escolar, Organización del trabajo y currículum como proceso dialéctico.

Proceso de trabajo y definiciones sobre los puestos de trabajo de la carrera docente en ámbitos paritarios es develar la Organización del trabajo, es organizar la fuerza de trabajo para el desarrollo de los procesos de enseñanza y los procesos de aprendizajes de un fuerte proyecto político: Escuela más pública, más popular y más democrática!