Amar en Igualdad. Una cuestión pública y política
Por UTELPa
Foto: Archivo
P or estos días, y teniendo en cuenta la cantidad alarmante de femicidios en lo que va del año, donde las mujeres, en su mayoría jóvenes, son asesinadas por parejas, exparejas, o conocidos, es importante poder pensar en determinadas ideas sobre el “amor” enraizadas en constructos patriarcales y machistas. En este sentido son comunes expresiones como:
“El amor todo lo puede”.
“Haría todo por amor”
“Si se tiene amor no es necesario nada más, porque el amor es muy poderoso. Llena completamente, invade todo el ser”
“El verdadero amor es incondicional, siempre estará a tu lado, no importa lo que pase”. Dura para siempre”.
“Si te cela es porque te ama”
“El verdadero amor te completa (mito de la media naranja)
Estas expresiones tienen su anclaje en lo que muchxs investigadorxs llaman “los mitos del amor romántico” a partir de los cuales se construyen vínculos basados en el control de la vida y de los deseos de las mujeres ubicándolas en el plano de lo doméstico, atadas las tareas de cuidado y a la sumisión respecto del hombre, siendo objeto de su amor.
Se constituye así, un modelo de dominación patriarcal fundamentado en la creación de un tipo de conducta amorosa idealizada en la que ambos miembros de una pareja, pero fundamentalmente la mujer, han de entregarse por completo a la persona amada olvidándose de sus propios proyectos y de sus derechos como persona”. Este tipo de amor se naturaliza y se transmite a través de los medios de socialización —libros, películas, canciones, publicidad, familia, amigos, etc.— propiciando así la constitución de relaciones donde es más factible que haya violencia de género.
¿De qué manera se puede deconstruir el amor romántico y dar paso a un amor con igualdad, donde se respeten los deseos, las necesidades y proyectos de ambxs?
Una primera aproximación a estos interrogantes es sin dudas, la importancia del movimiento de mujeres en nuestro país y en el mundo, a partir del cual se visibilizan las violencias hacia las mujeres, trans, lesbianas y travestis.
En este sentido la Secretaria de Género de la CTA de los trabajadores, Estela Diaz sostiene que “La violencia contra las mujeres dejó la esfera privada para ser un tema público y reconocido como una grave problemática social justamente gracias a la movilización que el feminismo y el movimiento de mujeres puso en escena pública durante las últimas décadas”. De esta manera la premisa de que lo personal es político adquiere sentido renovado en la lucha del feminismo actual.
Es absolutamente necesaria la implementación de la ESI en las escuelas para poder romper con los estereotipos sexistas heterónomos y construir nuevas miradas en torno al amor y sus implicancias en la vida de las personas, así como el financiamiento por parte del Estado Nacional de los programas que apuntan a la prevención de la salud y la vida de las mujeres ya que está claro que las respuestas que viene dando aparecen como insuficientes, parciales, fraccionadas, desarticuladas.
Finalmente hay que entender que cambiar el orden político patriarcal, implica, tal cual lo manifiesta Rita Segato, desmontar el mandato de masculinidad y pensar cómo educamos a la sociedad para entender el problema de la violencia contra las mujeres como un problema político y no moral. Estos desafíos nos llevan a poder pensar en vínculos más sanos, donde amar sea una elección en libertad, no un camino a la violencia, y en muchos casos a la muerte.